El suelo es un sistema dinámico y complejo cuya función no es sólo servir como soporte mecánico para el crecimiento de las plantas, sino que también es el medio por el cual éstas toman el agua y los nutrientes que necesitan.

El uso irracional del suelo genera una alteración de sus propiedades que puede hacer que pierda su capacidad para cumplir con su función, este fenómeno se denomina “degradación”. La “erosión” es el proceso de degradación más grave y se define como la pérdida de las capas más fértiles del suelo y, por lo tanto, de gran parte de sus condiciones para producir, puede ser provocado por el agua o el viento.

Según datos de la FAO, la gestión sostenible de los suelos podría incrementar hasta un 58% la producción de alimentos. Como hemos visto, el suelo es muy importante para todos, humanos, animales y plantas y, por ello, es labor de todos contribuir a su cuidado. Conservando el suelo, conservamos nuestro planeta y nuestra salud.