El Derecho Civil ha constituido la substancia
genuina de todas las ramas del Derecho que a
través del tiempo y como producto de la práctica
social han ido cobrando autonomía y en esa
virtud, seguirá siendo supletoria en todos aquellos
casos en que la rama independiente no contemple
la totalidad de las instituciones esenciales del
negocio jurídico contractual y como consecuencia
de ello, todo profesional del Derecho tiene que
adquirir una sólida formación académica en este
cuerpo de conocimiento, porque es el llamado a
interpretar la voluntad de los particulares en la
tarea de crear ley privada a través de las
relaciones jurídico-privadas que se vea precisado
a autorizar.